En una llave importantísima, en la que Independiente necesitaba de todos sus futbolistas, le faltó el profesionalismo de los más grandes. Muchos de los referentes y titulares del plantel se ausentaron por alguna u otra causa, y se los extrañó en toda la serie final.
Es con el diario del lunes, por supuesto, porque si el tiro del final en el Cilindro ingresaba posiblemente el foco hubiera sido otro y la óptica en el presente análisis hubiera mutado. De haber ganado, esta observación se haría dentro de algunos días, quizás con el diario del jueves. Pero tanto en la victoria como en la derrota, tarde o temprano, el estudio sobre el rendimiento de los referentes debía llegar. No dieron la talla.
En una definición mano a mano, frente al clásico de toda la vida, definiendo en su estadio, Independiente necesitaba a todos sus jugadores en el más amplio nivel. Lamentablemente sea por expulsiones, lesiones o decisiones, los futbolistas más grandes no aparecieron en su plenitud y por ellos tuvieron que jugar los más jóvenes o los que serían claros suplentes en situaciones normales.
Jesús Méndez, Jorge Ortíz y Diego Rodríguez Berrini no completaron los dos partidos por ser expulsados de forma poco profesional. Los tres mediocampistas centrales de supuesta jerarquía no comprendieron que en un clásico entran los once y salen los once. Al ex Rosario Central le sacaron la roja en el Cilindro simplemente por portación de apellido y antecedentes varios; pero Méndez ya había sido expulsado contra Belgrano y se lo había extrañado muchísimo en la ida de la final. Por su parte, Marciano se pasó de revoluciones y le propinó un codazo a Luciano Aued, vio la colorada y sin chistar salió del campo de juego. Por último, el uruguayo taló a Gustavo Bou en el Libertadores de América y se perdió un partido y medio.
Federico Mancuello, Cristian Rodríguez y Diego Vera no estuvieron al máximo debido a distintas lesiones, obviamente sin intención de su parte. El primero sufrió una esguince en su tobillo izquierdo durante el cotejo frente a Belgrano de Córdoba. El segundo tuvo una distensión durante el partido de ida frente al otro equipo de Avellaneda y jugó medio tiempo en cada cancha. Lo del tercero fue más que insólito, ya que sufrió un corte en un accidente doméstico y se perdió la vuelta. Tres heridas inesperadas que relegaron a jugadores claves.
Seis de los mejores futbolistas de Independiente, con aptitudes que son innegables, grandes jugadores de los que más se espera, excelentes en su máximo potencial. Se los halaga cada vez que aciertan, pero cada uno de ellos, por causas previsible o no, dejaron al Rojo enclenque y fueron los responsables de que en ningún momento haya aparecido el equipo ideal para ganar un cruce vital.