Independiente arrancó el 2015 con muchas expectativas. Torneo local, Copa Argentina y Copa Sudamericana. No logró nada y, encima, perdió la clasificación a la Libertadores en mano del clásico rival.
No fue un buen año y se cerró peor de lo que se imaginaba. Si bien en la cancha, en el partido de vuelta, se vio una mejora esperanzadora y un equipo que ganó por convicción y actitud imponente, lejos se estuvo de conseguir los objetivos para los que se armó el plantel y para los que se realizó una erogación más que importante de dinero.
El semestre anterior, el de fines de 2014, había cerrado con un Jorge Almirón en la mira de los hinchas, pero con un poco de crédito. El 2015 arrancó con caras nuevas y algunas de ellas muy importantes, como la de Lucas Albertengo. Quien, además, rápidamente se convirtió en goleador.
Es más, Independiente inició con un triunfo enorme ante Newell´s en Rosario. Ahí se plantearon objetivos claros. Ahí se comenzó una ilusión que como todo lo que sucedió en 2015 se derrumbó. Llegaron los empates en casa, algunas derrotas y mucha impotencia para conseguir triunfos. Eso provocó el alejamiento de Almirón y la llegada de Mauricio Pellegrino, ex entrenador Pincha, en un trueque extraño en el que Gabriel Milito terminó como DT de Estudiantes.
Con el arribo de Pellegrino algunas cosas cambiaron. Se tuvo mayor equilibrio. Llegaron Diego Vera y Cristian Rodríguez. Sí, Viruta y el Cebolla hicieron estallar el mercado de pases y la ilusión de los hinchas del Rojo de pelear la Copa Sudamericana, ya que la punta del torneo local ya estaba muy lejos y era una proeza alcanzarla.
Sin embargo, Independiente avanzó fuertemente en el torneo. Se metió en puestos de Liguilla. Mientras, continuaba sin sobrarle nada en la Copa Sudamericana y sin perder de vista la Copa Argentina. Hasta ahí estos últimos dos, eran los objetivos para ganar algo en el año. Y, como premio consuelo el ingreso a la Copa Libertadores.
Primero llegó la eliminación de la Copa Argentina. Derrota ante Lanús cuando todo presagiaba que de conseguir un triunfo se abría el camino directo para al título y a la Copa Libertadores. Sin embargo, la primera caída de Pellegrino como DT del Rojo pegó fuerte.
Para colmo, llegaron algunos traspiés en el torneo. Algunos empates por meter el equipo atrás y no arriesgar de más. Y mientras tanto, tras eliminar a Olimpia, aparecía un rival difícil, el homónimo de Santa Fe, Colombia.
La serie con el Independiente cafetero terminó con las ilusiones en la Copa Sudamericana. Derrota como local y empate en la altura. No alcanzó y otra vez, el Rojo no podía sortear una situación eliminatoria complicada. En fin, Independiente no lograba ganar los partidos importantes. Más allá de los triunfos ante River y en el clásico de Avellaneda.
Ya afuera de la Copa Argentina y de la Sudamericana, sólo restaba el objetivo de ingresar a la Copa Libertadores por la Liguilla. Y ahí volvió a fallar. En el partido de ida se perdió mucho con el 2-0 y con la falta de actitud y de ideas futbolísticas ofensivas.
Ahora, quedó el premio de consuelo de ingresar a la Copa Sudamericana. Los dirigentes deberán reorganizar el plantel. Los jugadores y el DT entender que se debe jugar como en el Cilindro. Y los hinchas seguir exigiendo para que un equipo con 9 hombres vaya en busca de la hazaña y deje en alto nuestros colores. Porque eso somos. Somos Independiente y en 2016 queremos ganar algo, necesitamos ganar algo. Que no sea lo tome como un objetivo, sino como una obligación.
